Con la medalla de bicampeón del Nacional impregnada en su pecho, y la compañía fiel de su ayudante de campo, Héctor “Yin” Catán brindó una nota imperdible en la que contó todo lo referente al equipo de los 60 títulos: La Espiga de Glew. Los inicios, los contratiempos, las tácticas y la base del elenco furor del amateurismo resumidas en su sencillez y experiencia.

Hace 7 años, cuando sus hijos tenían 20 y 24 años, Catán veía el fútbol “distinto” a lo que a ellos le proponían en un terreno de juego. Él notaba que se podía hacer otra cosa. Así, con esa simple premisa, juntó a Héctor y Pablo y con un par de jugadores más armó a La Espiga, que lleva el nombre de su panadería.

De entrada, no fue fácil hacerles entender el sistema a sus jugadores e imponer su sello. “Tuve muchos contratiempos. A mis hijos, cuando yo les propuse cómo quería que jueguen, se negaban. Les daba vergüenza jugar con el arquero”, añadió tras destacar que para él el rol del “1” es fundamental y que en su consideración debe participar el mayor tiempo posible del partido: “Esa es la base del papi fútbol”, no duda.

Luego de ganar 5 torneos seguidos en un mismo torneo, el estilo ya estaba captado a la perfección y La Espiga arrancó un camino arrasador e insaciable. “Ahora todos los equipos quieren jugar como nosotros, pero les va a llevar tiempo. A nosotros ya nos nace”, subraya.

“Soy un loco del fútbol, hago todo esto por el fútbol y estoy acá por el fútbol. Dejé mi negocio, dejé todo”, se definió y comentó en Mar del Plata. Es un director técnico que parece muy tranquilo y sencillo, pero vaya si tiene las cosas claras. No por nada tiene esa cifra ostentable de títulos y es el actual bicampeón de la Copa Nacional…

El valioso testimonio post Nacional de Mar del Plata con imágenes de cómo juega La Espiga de Glew.

Su equipo sabe a lo que juega, tiene jugadores que se adaptan a los momentos del partido y, sin posiciones fijas en el campo, rotan perfectamente durante el tiempo de juego como una sinfonía. No hay táctica establecida pero tampoco sectores del terreno sin ocupar. “Yo no tengo táctica, jugamos a lo que hacemos siempre. No hablar ni discutir con el referee ni hacerse amonestar inútilmente. A los 5-10 minutos no me preocupa nunca si voy perdiendo dos o tres a cero, después de esos 10 minutos empieza el partido”, analiza con la paciencia que lo caracteriza.

Cuando le dicen que los rivales lo están analizando para saber cómo dañarlos o cuando le tiran el dato de que hay que anular a un contrario, Catán ni se inmuta. “Nosotros tenemos que ganar con nuestro fútbol. No hacemos precalentamiento ni nada, bajamos del vehículo y jugamos”, alude con contundencia.

Además, sobre la búsqueda del incentivo para seguir compitiendo en múltiples torneos tras haberlo ganado todo, el DT valora el grupo humano que se formó y dice que sus dirigidos van a jugar por respeto al compañero.

Dentro de la riqueza de su plantel, se saca el sombrero a la hora de hablar de su zaguero: el “Chimi” González. “Es un tipo que juega en todos lados y podría estar jugando profesionalmente, porque lo vienen a buscar equipos, pero no se va, él juega en La Espiga”, reconoce.

Su ayudante, Adrián “Pájaro” Sánchez, que es definido como “una persona que está siempre para todo y es fundamental”, también reconoce la importancia de González en el elenco de Glew: “Es un jugador que sobresale sobre los demás, como (el goleador Jonatan) Soplan, pero en conjunto todos juegan igual. Todos tienen la misma modalidad de juego y vienen y juegan para el equipo”, agrega.

La Espiga de Glew acumula 60 títulos bajo la tutela de Héctor “Yin” Catán y el apoyo incondicional del “Pajaro” Sánchez.

Luego de destacar el buen papel de Albinoleffe de Longchamps en la semifinal que se fue empatada en cero al descanso y que terminó en goleada 5-1, Catán remarca una “ventaja sobre el resto”: “Cada uno de los 50 equipos de Zona Sur tiene al menos uno que quiere venir a jugar con nosotros. Entonces llegado el momento que se me baja uno, lo puedo reemplazar”, asegura.

Y hablando de ausencias… El entrenador finalizó la nota enviándole un saludo al mejor jugador del Nacional Tandil 2017: Erick Aparicio, que no pudo jugar en Mar del Plata. Allí, Catán se emocionó y demostró todo el aprecio que le tiene a sus dirigidos y la importancia de su escuadra en su vida.

Antes, se le habían iluminado los ojos ante la pregunta de si le gustaría comandar con el “Pájaro” algún club que los vaya a buscar. “Vivimos para eso, vivimos para el fútbol. Es lo que nos da satisfacciones. Es costaso, dejamos familia, dejamos laburo. Vamos a Santiago, al Chaco, a donde nos invitan. Muchas veces estamos menos pendientes de nuestras actividades que del fútbol”, pinta en cuerpo y alma todo su ser.

Un tipo amante del fútbol. Apasionado como pocos y exitoso como nadie en sus pagos. El amateurismo es su esencia y eso está reflejado en su equipo. Será por ello, quizás, que La Espiga es un elenco tan ganador en sus 7 años de historia.

En la Copa Nacional de Campeones, siempre recibiremos con los brazos abiertos e iremos por las historias de personas comprometidas al 100 por ciento con el fútbol amateur. Eso que nos une a todos nosotros…

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